martes, 9 de noviembre de 2010

Mató a la madre y su hija para quedarse con el apartamento


El Cicpc detuvo a cinco implicados, falta un adolescente que ya identificaron

Mayerling Vallés amiga de Marú Coromoto Ávila solo pidió justicia para este caso "tan horrible y dantesco", dijo (Fernando Sánchez)
MARÍA ISOLIET IGLESIAS | EL UNIVERSAL
martes 9 de noviembre de 2010 12:00 AM
Durante las tardes de la semana pasada Gustavo Adolfo Hernández, de 21 años, intentó ocultar el hedor putrefacto utilizando el olor de papel y cartón quemado. Así, desde el martes pasado, el joven intentó ganar tiempo para sacar los cuerpos de su madrina Marú Coromoto Ávila y de su prima de 15 años, ambas asesinadas el lunes 1 de noviembre, en el apartamento B-6 de las Residencias Pichincha, ubicado en San Agustín.

El día del crimen Gustavo Adolfo llegó al edificio acompañado de dos adolescentes. Un allegado explicó extraoficialmente que el portero no quería dejarlos pasar, pero el joven le dijo que era ahijado y sobrino de Marú Coromoto y que iban a pintar el apartamento.

Cuando subieron, su tía les abrió. una vez adentro, Adolfo sometió a sus primas de 15 y siete años y las metió en el cuarto. Afuera los dos adolescentes asfixiaron con una bolsa a la subdirectora de la Unidad Educativa Luis Felipe Tovar de la parroquia 23 de Enero. Así, uno de los adolescentes se cobraba una afrenta: hacía dos años ella lo había expulsado por mala conducta. Además le hacía un favor a Gustavo: matar a su madrina para que él se quedara con el apartamento.

El comisario Douglas Rico, jefe de la Dirección Nacional de Investigaciones Penales del Cicpc explicó que la joven de 15 años salió de la habitación para defender a su madre. Pero una vez afuera, los jóvenes agarraron un cable y la ahorcaron. Gustavo permaneció con la niña de siete años. Cuando salió del cuarto, sus dos cómplices ya se habían ido con joyas, una computadora portátil y dinero.

Gustavo arrimó los cuerpos hasta el lavandero, a un lado de la cocina y allí los colocó uno sobre el otro, para cubrirlos con sábanas y bolsas. Luego cerró la puerta con llave.

Gustavo Adolfo confesó a los efectivos de la policía que el miércoles, cuando el olor era insoportable, buscó un acelerante e intentó carbonizar los dos cadáveres, pero no tuvo éxito.

Dijo el comisario Rico que cuando los detectives de la División contra Homicidios llegaron al apartamento, Gustavo Adolfo no estaba solo. Lo acompañaban su novia, una joven de 17 años; Evelide Santiago de Navas, de 40 años y Kelidyn Paola Navas Santiago, de 20 años. Las últimas dos damas habían llegado al apartamento el jueves, pues la novia de Gustavo Adolfo ya había negociado con ellas el alquiler de unas habitaciones. "Ellas sabían lo que había pasado y decidieron quedarse y ayudar a deshacerse de los cuerpos, pero los vecinos avisaron a la policía", explicó Rico.

Los vecinos comenzaron a sospechar porque, sin razón, dejaron de ver a Coromoto y a su hija mayor. La más pequeña sí salía y llegaba a diario del colegio. Cuando le preguntaban a Gustavo Adolfo, él les decía que estaban en el médico.

Falta un joven por detener, dijo Rico. Es el que tiene consigo todo lo robado. Esperan capturarlo en las próximas horas.

iiglesias@eluniversal.com