lunes, 3 de agosto de 2009

Reclamar cuenta las sentenció a muerte


Una queja devino en violencia y dos damas fueron asesinadas en playa Los Ángeles

El Chevrolet Century quedó perforado con los impactos de balas que según testigos les disparó uno de los empleados del restaurante (Cruz Sojo)

Naiguatá.- A simple vista el quiosco playero "Mis dos maris" luce como cualquier otro negocio a orillas de la costa de Naiguatá. Sus puertas se mantienen cerradas. Los temporadistas que llegan parecen ajenos a los hechos de violencia que en la última semana hicieron famoso al parador. Pero no así los trabajadores que laboran en el balneario de playa Los Ángeles. Ellos si saben, pero les cuesta mucho hablar. Existe un acuerdo de silencio tácito, que por breves espacios se va quebrando.

"Allí fue la plomamentazón. Eso fue muy confuso. Esto estaba hasta reventar por el puente del 24 de julio y aquello fue un caos, una tragedia. Muchos no quieren hablar porque no quieren darle mala fama al balneario y éste es nuestro sustento. Lo que puedo decir es que esas mujeres no debieron morir así. El problema fue que esa familia no sabía a quién le reclamaba y por ser alzados le decretaron la muerte", afirma un toldero que no desea dar su identificación.

El hecho sangriento al que los lugareños se refieren es el asesinato de Daisy María Sánchez Rumbos de 35 años de edad y su cuñada, Rosalía García Blanco, de 25 años, quien tenía 5 meses de embarazo. Ambas en compañía de sus esposos e hijos disfrutando de un domingo de playa. Investigaciones policiales y datos aportados por testigos confirman que el detonante de riña fue el reclamo de los temporadistas quienes no estaban de acuerdo con la cifra que cobraron por el consumo hecho en el local. Reclamos y gritos fueron en aumento, lo que llevó a las manos, al ataque con piedras y botellas y por último el tiroteo.

Desenlace fatal
Tras pasar todo el día en la playa celebrando el cumpleaños de uno de los pequeños que conformaban el grupo familiar, Daisy Sánchez Rumbos junto a su esposo Edgar José Jiménez Bravo, su cuñada Rosalía García, esposa de su hermano Félix Rumbos, y los hijos de ambas parejas, de 5 y 7 años, un adolescente de 17 y el joven Edgar Jiménez (20), hijo de la primera pareja, decidieron comer en uno de los negocios junto al balneario. El grupo iba en un Chevrolet Century blanco AVC153. Tras comer en el local de comida hubo una fuerte discusión con dos meseras, debido a que el monto total de la cuenta, según los comensales, no correspondía al consumo. "Las mujeres eran las que más reclamaban. Los esposos también, pero eran más tranquilos. La mesera, a quien conocemos como "la negra", se llama Lisbeth, dio el primer golpe a la mujer embarazada tirándola al suelo. La otra mujer tomó una botella de la mesa y se la lanzó en la cabeza a la negra. Los hombres del grupo se enfrentaban con el que llaman "Juan el Chiquito", un malandro que trabaja en el quiosco porque es yerno de la dueña, Eneida Sánchez, quien también lanzaba piedras a las mujeres y a los niños" relata otro lugareño, cuyas declaraciones fueron tomadas por el Cicpc.

A esta altura del relato se presenta la primera variante en la historia. Unos aseguran que Félix Rumbos, ex funcionario de la Policía Metropolitana, corrió al vehículo y sacó de este un revólver. Que apuntó a los agresores mientras su familia subía al automóvil blanco que conducía Edgar Jiménez, pero que no percutió ni una bala. Contrariamente, otros testigos afirman que el grupo sólo intentó huir del sitio y omiten la existencia del arma. Y la Policía Metropolitana de Vargas asegura que fue Rumbos quien disparó primero y tienen como respaldo la incautación de un revólver con tres proyectiles disparados que fue hallado dentro del vehículo.

Sea cual fuese la situación, todos coinciden en el desenlace y el victimario. "Juan el Chiquito", cuyo nombre no fue precisado ni en Naiguatá ni en los cuerpos policiales varguenses, quien también es conocido con el alias de "El Ruso", sacó un arma del local, corrió al estacionamiento, disparó 9 veces contra el carro que iba de salida, y 4 de los impactos quedaron de evidencia en el parabrisas.

Dentro del vehículo los esposos se dieron cuenta que las mujeres estaban heridas y las llevaron al Hospital de Naiguatá. Daisy Sánchez recibió un tiro en el abdomen, mientras que Rosalía García tres en el pecho. Lo grave de las lesiones obligó a que Bomberos de Vargas la trasladaran hasta el Hospital José María Vargas (IVSS) de La Guaira, donde murieron tras su ingreso.

A las víctimas los detuvieron
En las afueras del hospital Polivargas detuvo a los dos esposos y al hijo mayor de los Jiménez Sánchez. Cuando la comisión hizo acto de presencia en el quiosco "Juan El Chiquito" había huido y fueron detenidas dos mesoneras, dejadas en libertad casi de forma inmediata. Sin embargo Jiménez Bravo, Jiménez Sánchez y Rumbos fueron presentados el martes ante el Tribunal Segundo de Control de Vargas, imputados por porte ilícito de armas, quedando bajo régimen de presentación. Mientras el agresor, el asesino de sus esposas, sigue en la calle y sin pistas certeras que den con su paradero.

Muchos de los comerciantes de Los Ángeles aseguran que lo que pasó es el resultado del comportamiento errático que tenían empleados y propietaria del local "Mis dos maris". "Tienen muy malas juntas y contratan a gente que ya ha tenido problemas con la ley y no se han regenerado. Muchos de nosotros lo hablábamos pero no nos atrevíamos a decirle nada por miedo a que estuviesen armados. Como quien dice era una guerra avisada, una bomba que nos estalló en la cara", revela otra mesera de los paradores playeros.

Nadeska Noriega Ávila
ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

No hay comentarios:

Publicar un comentario