El comerciante no tuvo protección policial aunque fue asaltado varias veces
La charcutería de la víctima así como los otros negocios del centro comercial Kilómetro 17 cerraron por el pánico que les causó el suceso (Joel Aranguren)
Los Teques.- A pesar de que Bedo Alberzual Betancourt se vio obligado a matar a un asaltante hace seis meses cuando éste intentara cargar con las ganancias de su negocio y que desde ese momento el miedo no lo abandonó más nunca, tampoco contó con mayor vigilancia policial para resguardarle la vida de una posible venganza de la banda del ladrón.
Ese miedo también lo vivieron los dueños de negocios vecinos todos estos meses. Sentimiento que tuvo su colofón cuando el pasado martes, en horas del mediodía, Bedo fue asesinado por dos sujetos armados que entraron a su local, ubicado en el centro comercial del kilómetro 17 de la Panamericana, y le dispararan a la cabeza.
La venganza tardó medio año Los delincuentes dispararon, sin mediar palabras, hiriendo en el pecho al ayudante Luis Arturo Blanco, quien ahora está recluido en un centro médico privado con pronóstico reservado. Los familiares de Blanco se niegan a pronunciar palabra por temor a que los maleantes tomen una nueva venganza.
Los cuerpos de investigación hacen seguimiento del caso bajo esta misma hipótesis (la de la venganza), ya que según testigos los atracadores provendrían de la misma barriada de donde salió el ladrón ultimado por Alberzual en mayo pasado.
Pero, aun cuando los hechos parecieran indicar que el dueño de la charcutería Gallina Linda fue víctima del resentimiento de la banda del hampón que lo quiso robar en mayo, la policía también busca pistas entre otros antisociales, ya que los maleantes arrancaron la caja registradora del mostrador y se la llevaron en hombros mientras escapaban por la Panamericana.
Empleados de los otros locales contaron que los victimarios se pararon frente al negocio a bordo de una moto Bera, modelo Jaguar, color azul, cuyas señas no han podido conducir a la policía hasta los autores del crimen.
Luego del asalto que le arrebató la vida a Bedo Alberzual, todos los negocios vecinos se mantienen cerrados por duelo y por pánico a ser víctimas de un nuevo asalto. Trabajadores de un restaurante en el mismo centro indicaron que el vigilante está contratado sólo de noche y que Polimiranda patrulla en el día, pero no se detiene en las inmediaciones con frecuencia. Y temen que el hampa siga arremetiendo en la zona, pero el encargado del expendio de comida afirmó que "no puedo irme a pérdida por culpa de la delincuencia".
Vecinos del dueño de Gallina Linda cuentan que el local había sido asaltado varias veces en los últimos años, por lo que Alberzual compró un arma y por eso pudo salvarse hace seis meses. En esa oportunidad estuvo detenido un fin de semana por investigaciones y tras comprobarse que actuó en defensa propia y que el maleante tenía antecedentes recuperó su libertad.
La charcutería trabajaba de forma irregular después del suceso de hace seis meses. Bedo Alberzual, de 58 años, estaba buscando la forma de mudarse de ese punto para evadir a la delincuencia que campea entre los barrios que bordean los cerros de la Panamericana en Carrizal.
Ayer, cuando los familiares esperaban el cuerpo de Bedo en la morgue del Victorino Santaella todavía no tenían mayores detalles de las acciones policiales para atrapar a los responsables.
El alcalde de la jurisdicción, José Luis Rodríguez, integrante del comité de la Policía Nacional, informó que las propuestas para controlar la circulación de motorizados en los tres municipios altomirandinos necesitan un marco jurídico, que será discutido para poder aplicar los operativos conjuntos con Polimiranda y otros cuerpos de seguridad en la Panamericana.
Andreína Gómez
ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
